martes, 25 de junio de 2013

esa puertita vaivén

Me identifiqué con algunos post de Vale, y eso que escribió poco. Seguramente si siguiera posteando me seguiría identificando. Y es que las familias ensambladas en algo nos parecemos.
¿Quién es mi familia? Concu, P., H. ¿Quién es la flia. de concu? P., H., yo. ¿Quién es la flia. de P.? Concu, yo, H. ¿Quién es la flia. de H.? Concu, yo, P., su mamá, ¿sus abuelos, en cuya casa vive media semana? ¿sus tías y primos, que varios meses al año, rotativamente, viven ahí? ¿su bisabuela, que vive en una casa distinta pero adentro del mismo terreno?
Concu le dice que ella tiene una familia en dos casas. No dos familias. No quiere que sienta que tiene su flia. dividida.
Yo siento que tenemos una ventana siempre abierta en casa. Como cuando el terreno está sin alambrar y se te mete el perro del vecino, o tus chicos se cruzan a jugar a su patio, porque los animales y los niños pequeños no entienden de fronteras y propiedad privada.
En casa tenemos dos gatos. A veces quieren estar adentro. A veces afuera. No importa dónde les pongas la comida o las piedritas. A veces quieren salir si están dentro o entrar si están fuera. Entonces, cansados de que maullaran a la madrugada pidiendo que les abramos la puerta o ventana, hubo un tiempo en que sacamos un ventiluz de la cocina y dejamos un huequito por el que podían entrar y salir libremente. ¿Qué pasó? No sólo que entraba mucho frío y se perdía el efecto de la calefacción. Sino que junto a nuestros gatos entraban otros gatos del barrio, buscando al principio comida pero luego también una cama de dos plazas para echarse una siesta. Y los gatos ajenos, que querían apropiarse de la casa, marcaban territorio. Cansados de limpiar sus pises volvimos a tapar el agujero y seguimos levantándonos de noche para abrirles. Aun con un bb, no los regalamos. Eso es amor. Y esto es un paréntesis. Vuelvo.
Uno de los temas de las familias ensambladas es que los chicos que circulan de una a otra casa llevan y traen. Y no sólo objetos. Mil veces hemos puteado porque la carpeta de plástica quedó en lo de la madre y teníamos que volver. Pero eso es lo de menos. Llevan y traen los conflictos.
Uno puede controlar medianamente lo que pasa en su casa. Si vive en pareja, tiene que ponerse de acuerdo. Y es difícil, por momentos agotador, implica ceder, negociar. Pero si uno sigue viviendo en pareja es porque algo más o menos le cierra.
Uno puede controlar medianamente lo que pasa en la escuela. Si el nene tiene problemas de convivencia con los compañeros, va a hablar con la maestra. Si la maestra no responde, la directora, los otros padres, siempre tiene la opción de cambiarlo de escuela. Pero no se puede cambiar de familia.
Podemos cambiar de pareja. Pero los chicos no pueden cambiar de padres.
Me muerdo la lengua muchas veces para no decirle a H. que considero que su madre es una imbécil. Entonces trato de explicarle que para mí es feo que las nenas sólo se vistan de rosa, que no me gusta que los nenes miren mucha tele o tomen chocolatada todos los días porque hace mal. Que yo no creo en dios y P. no va a ser bautizado. Que su mamá la tiene que venir a buscar algún día así como nosotros la vamos a buscar y cuando no teníamos auto también lo hacíamos, a pata, en micro, en remis, en taxi, hasta en bici.
Pero recién me estoy mentalizando (y van 6 años, sí, soy medio lenta...), a raiz de los últimos cambios en la vida de la madre de H. y cómo nos están afectando, recién me estoy mentalizando de que siempre vamos a tener que lidiar con un montón de quilombos ajenos que no vamos a poder dejar de la puerta para afuera. Porque una integrante de nuestra familia necesita entrar y salir y no por comida o abrigo, sino porque su corazón está dentro y fuera de esta casa.


7 comentarios:

  1. Qué bueno sentirnos algo así como hermanadas en el ensamble...Avanti con los post!

    ResponderEliminar
  2. Me encantó Cin, muy acertada la metáfora. No hay mucho consuelo, es paciencia y trabajo en equipo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. muuucha paciencia y, como dicen en la tribu, morderse la lengua

      Eliminar
  3. Me encantó Cin, muy acertada la metáfora. No hay mucho consuelo, es paciencia y trabajo en equipo.

    ResponderEliminar
  4. me quedé pensando en el huequito para los gatos, en que esto de la mater/paternidad a veces se siente como sin escapatoria. eso que decís: nuestros hijos no pueden cambiar de padres. y a veces el quilombo es el ensamble y otras la pareja. y hay que juntar meadas y levantarse a la noche a abrirle la puerta para que salgan afuera esos gatos internos, para que al menos hagan la caca afuera.

    ResponderEliminar
  5. muy sabia, parece que todos necesitamos un huequito por el cual entrar y salir libremente...

    ResponderEliminar