jueves, 12 de diciembre de 2013

ninguna mujer es ignífuga

Pensás que siempre pasa en otro lado, allá lejos. Y no. Un día es acá nomás, acá a la vuelta. Un día es el padre de un amigo tuyo el que mata a la madre de tu amigo. Entonces la palabra femicidio se hace carne. Sangra.

Conocí a N. hace casi 15 años, cuando comenzamos la facu. N. era mi vecino. Vivía en un centro de estudiantes. Yo tenía hermanos chicos y en casa no había clima de estudio. Me refugiaba entonces en el centro, estudiando, mateando, riendo hasta altas horas de la noche con N. y otros vecinos.
La mayoría eran hijos de marinos, ya que venían de una ciudad que creció a partir de una base naval. N. no era la excepción. El padre de N., incluso, había estado en Malvinas. Le contaron que cuando volvió de la guerra lo abrazó fuerte, fuerte y no lo soltó por horas.

Con N. vivimos las mil y una aventuras. Fui testigo y confidente cuando salió del closet, cuando dejó psicología para estudiar bellas artes, cuando se tuvo que volver a la casa paterna por problemas económicos, cuando ganó ese premio en la galería de arte y pudo volver y vivir de lo suyo.

Cuando el padre se retiró de la Marina fue cuando N. se tuvo que volver. Imagino que retirado ya no ganaba lo mismo y no podían seguir manteniéndolo en otra ciudad. Fue entonces cuando los padres se mudaron de provincia. La madre de N. siempre quiso volver a sus pagos y esta era la oportunidad de realizar su sueños.

Los hijos en cambio, no estaban tan de acuerdo. El hijo del medio ya había iniciado la carrera militar, asique sólo iba de visita en vacaciones. La hija menor había dejado un novio allá en la pequeña ciudad y contaba los días para volver allá, a casarse y tener hijos. Y N., claro, quería volver a la gran capital, la ciudad del arte.

Tarde o temprano los tres hijos lograron volver adonde querían estar. Y acá tengo como un paréntesis porque varios años no nos vimos. No por nada en especial. N. es así. Desaparece dos años y un día cae de visita con una choco-torta como si te hubiese visto la semana pasada. Y la conexión es tal, la intensidad de todo lo compartido es tal, el afecto es tal que no importa que hayan pasado dos años. Enseguida uno recobra la confianza con un amigo de toda la vida.

Yo sabía más o menos de su vida. Que estaba viviendo en BA, que le estaba yendo bien con el arte. Estaba feliz por él.

Luego del 2 de abril de este año reapareció. Una de nuestras amigas en común sufrió feo la inundación y él vino a darle una mano. Así me actualizó de sus amoríos, de su carrera artística. Le conté que estaba entrevistando ex combatientes para mi tesis y le dije, en chiste, "lo tengo que entrevistar a tu papá" (en chiste porque estoy abocada al caso de mi ciudad). "A mí papá mejor no te acerques", me contestó muy serio. "Mi papá no está bien". Y entonces me contó que hace unos meses su padre se había amotinado en la casa, armado. Que N. tuvo que viajar a la provincia y luego de varios días logró convencer al comisario del barrio de que lo llevaran a un psiquiátrico.

Hasta ahí sabía la historia. Hace unos días empecé a notar que muchos amigos le dejaban mensajes de amor a N. en el facebook. Tipo fuerza, te queremos, estamos con vos. Me llamó la atención pero no me detuve a indagar, arrastrada por la vorágine de la vida cotidiana. Hasta que ayer me hice un ratito y entré a su perfil, a ver si encontraba la razón por la cual había tantos mensajes de aliento. Y allí estaba. N. subió una nota periodística, cuyo título contaba que había muerto una mujer con el 94% del cuerpo quemado. Entré al link y allí estaban N. y sus hnos. en la foto, pidiendo que se recaratule el supuesto "intento de suicidio" como "homicidio", pidiendo que se impute a su padre como autor del hecho.

Mi mamá trabaja en la terapia intensiva del Instituto del Quemado de un hospital público. Semana tras semanas ve morir mujeres quemadas. Más de una vez me contó que la mayoría son quemadas por sus maridos. Y sin embargo no, una siempre piensa que eso pasa allá lejos.

Ayer no logré conversar telefónicamente pero chatié con N. Me dijo que me quede tranquila, que está más fuerte que nunca. Que su madre ya está en paz y que van a pelear por justicia. Que hay muchas pruebas, que la fiscal y la jueza son mujeres y no lo van a dejar libre. Que hay que pelear por leyes más firmes, que hay muchas organizaciones sociales acompañando... Y veo una foto en su facebook de una marcha. Y allí están él con su look artista-gay al lado de su hermano look marino, juntos a la par embanderados tras una pancarta que reclama justicia, rodeados de militantes sociales.

Me quedo con esa imagen y con este texto que le escribió N. a su mamá. Y que L. descanse en paz.

gracias mami por educar mi corazon salvaje, y bancarme locuras como aparecerte a los 14 años con el pelo violeta teñido en papel crepe, por hacerte escenas porque no me compraste post d bjork, por obligarme a comer panes con manteca y miel antes de ir a la escuela, por amarme aunque siempre haya sido tu bichito raro, cuando volvia d La Facu de la plata todo jiponeado y con la ropa llena d agujeritos te ponias triste, pero respetabas mi eleccion. me amaste y me enseñaste a amar. nos vemos pronto mami.Y lo mas importante es que vamos a hacer justicia, por vos y por todas las victimas del maltrato.




6 comentarios:

  1. 144 es el número de asistencia en caso de violencia de género, dicen que funciona en todo el país.

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  2. Que increíble,cuanto dolor!
    Hasta cuando?
    Beso enorme Cin!

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    1. Hasta que los funcionarios se jueguen, la policía haga lo que tenga que hacer, los jueces, tantos tantos... Parece que hacía las denuncias y en la comisaría no se las querían tomar... tristísimo

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  3. es un historia tristísima, pero ese final está lleno de esperanza. tenés que escribir más cin. escribís lindo. es un pincelada maravillosa de N, ese pibe que se pintaba la cabeza con papel crepe, y que deja de estar en otro lado, allá lejos, para volverse cerca de los que te leemos.

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    1. ¡Gracias! Tus comentarios me animan a seguir escribiendo.

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