viernes, 15 de noviembre de 2013

entrada adeudada: "soy una perra"

A mi tribu de madres le estoy debiendo un post. Les prometí acá que cuando pasara les iba a avisar. Y pasó. Hice que pasara. Hace aproximadamente un mes mi hijo y yo hemos dada por finalizada la lactancia.
En teoría, lo tenía decidido desde el embarazo. Luego de buscar y analizar mucha información, concluí que hay dos escuelas de fanáticos: la de la lactancia hasta la muerte, bue, hasta los 2 años; y la de la leche de fórmula=leche materna, más conocida como "sé igual" (leer en tono de lunfardo). No quiero ofender a nadie, espero explicarme bien. Digo que hay algunos que militan la causa de la lactancia hasta los 2 años, como dice la OMS, porque la leche materna es el mejor alimento (a mi entender, pasando por alto las cuestiones psi. que implica el vínculo con la madre, el hecho de que en ciertos sectores económicos cuando el pibe ya tiene tremendos dientes y se le puede asegurar el churrasco diario no resultaría, digo yo, tan esencial la leche, etc, etc). Y digo que hay otros que argumentan que la leche de fórmula es muy buena y si el pibe no es amamantado no pasa naranja (acá no pido tantas disculpas porque no acuerdo, entiendo que el mundo laboral es duro con las madres, que el stress inhibe la salida de la leche -y el puerperio es, ante todo, stress-, que hay ciertas madres que eligen un poco más de libertad para lo cual descansan en otra forma de alimentación, pero nadie me va a convencer de que esa leche de vaca procesada por laboratorio ES IGUAL DE BUENA que la que produjo la madre del cachorro humano).
Me re fui por las ramas. Después de leer, escuchar a pediatras, a mi obstetra, a la partera, a amigas y miles de etcéteras concluí que le haría caso a la partera, quien decía que el mejor momento para sacarle la teta al chico es "un poquito antes del año, porque al chico que pasa el año tomando teta se vuelve muy difícil destetarlo".
A los 4 meses P. dejó de dormir de corrido. Y dejó de dormir en su cuna. Y yo, por mil razones, dejé que eso pasara -entre las principales stress/cansancio mío y del padre). A los 6 meses dejó el chupete. Y a los 8, en plena angustia del mes (que técnicamente empezó en el 7), decidió que un buen reemplazo para el cacho de silicona eran mis pezones.
También a los 6 le salieron los primeros dientes. Y llegaron las primeras mordidas. Es cierto que no duraron mucho, pero meses más tarde volvieron en modalidad rallador: se quedaba dormido en la teta, tironeando/rallando un poco mi pezón con sus ya 6 dientes. Asique dormía en nuestra cama, cortado y rallando mis pezones. Hermoso.
Y sí. Paradójicamente en un punto es hermoso. Más allá de mi cansancio en aumento, tiene su costado fascinante amamantar. Y cuando se acercaba el año y le iba reduciendo las tomas diarias, al mismo tiempo que me empezaba incomodar la modalidad autoservice que empezaba a instalarse -P. comenzaba a desvestirme ni bien aparecía a buscarlo por el jardín, sin hambre, claramente, porque acababa de clavarse 200 ml de fórmula-, me empezaba a agarrar una nostalgia anticipada por el destete. Quien sabe si tendré otro hijo, pensaba, quién sabe si volveré a vivir esta experiencia maravillosa.
Me sacó de esta nebulosa de reflexiones y sentimientos la llegada de la etapa roja: sangre. Nunca, en 11 meses, me habían sangrado los pezones. Primero me destrozó la teta derecha, ésa que tiene el pezón más umbilicado. Dejé de darle de ese lado. Entonces me destrozó la izquierda.
Mis pezones sangrantes hicieron que terminara de cerrar filas con mi dermatólogo y mi obstetra (team lactancia breve) y ya no con el pediatra (team lactancia hiperprolongada*). Mis pezones sangrantes hicieron que se me terminara la nostalgia anticipada. Mis pezones sangrantes me hicieron pensar en ese post de Ángeles** sobre "el mismo amor, otro envase". Mis pezones sangrantes me hicieron asumirme perra y elegir el destete. Porque quiero volver a disfrutar de mi cuerpo para mí. Porque quiero que mi cuerpo vuelva a ser objeto de placer y no de dolor. Porque lo veo devorar feliz un lomo a la plancha. Porque sé que con teta o sin teta nunca le va a faltar un mimo de mamá.


* Está claro que Mi dermatólogo y Mi obstetra piensan en su paciente, o sea en mí, y quieren que pueda tomar antibióticos, anticonceptivos y demases. Y que el pediatra es de Él, y piensa en la mejor alimentación para su paciente. La paradoja es que al pediatra me lo recomendó el obstetra. De todos los pediatras que conocía, me dijo que por mi personalidad me recomendaba a "el científico" (el que no va a hacer chistes ni decir "mami" ni ser dulce por demás, sino que va a responder científicamente a mis muy técnicas y racionales preguntas; vale para el padre también). Yo agregaría que L. no sólo debe ser apodado "el científico", sino más precisamente "el cientista duro". Porque en sus opiniones, sobre la lactancia al menos, no incluye entre las variables a analizar los factores psi.
** Qué doloroso pensar en las tetas de Ángeles hoy, que se encuentra en plena lucha cuerpo a cuerpo con un cáncer de mama...
 

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